En la actualidad, el país se encuentra en una encrucijada política marcada por la persistencia de desafíos estructurales y la urgencia de respuestas efectivas por parte del Estado. La falta de manejo y capacitación política sumada a la corrupción endémica erosiona la confianza ciudadana y obstaculiza el desarrollo del país.
La inestabilidad política, caracterizada por frecuentes cambios en el gabinete ministerial y la confrontación entre poderes del Estado, genera un clima de incertidumbre que dificulta la implementación de políticas públicas a largo plazo. La falta de líderes con experiencia en gestión pública y habilidades de negociación agrava esta situación.
Si bien la economía peruana muestra signos de recuperación tras la pandemia y se ha convertido en una moneda estable en Latinoamérica, enfrenta desafíos importantes. Problemas como la informalidad laboral, la desigualdad y la falta de diversificación productiva limitan el crecimiento potencial de la sociedad. Adicionalmente, los conflictos sociales y la inseguridad ciudadana resuenan en todo el país, un país que no encuentra las respuestas y estrategias bajo un sistema político que cada día demuestra incapacidad de procesar y canalizar los problemas sociales.
Ante estas problemáticas sociales la corrupción se ha propagado de manera omnipresente en todos los niveles del Estado, siendo una mancha en las instituciones, desvían recursos que podrían a corregir los problemas sociales.
Bajo este contexto, la capacitación y formación política es la herramienta fundamental para transformar la realidad peruana. ¿Cuántos casos hemos visto pasar por cargos públicos y presidenciales que no supieron manejar el control de sus funciones públicas? Por ello, es necesario fortalecer la formación de líderes políticos que tengan la vocación de mejorar el país.
La profesionalización de la política es la otra cara de la moneda, para trabajar en el Estado deberían cumplirse ciertos requisitos mínimos de manera estricta y contar con una experiencia mínima para los cargos públicos. Las convocatorias deberían ser más extensivas, erradicando la corrupción del proceso de selección en algunos casos, posteriormente, se debería de implementar mecanismos de evaluación y rendición de cuentas post elección del cargo.
La capacitación de líderes políticos no es un mero ejercicio académico, sino una inversión crucial en el futuro de una nación y más en nuestro país donde la estructura política no es sólida e inestable.
La política no debe interpretarse como un medio para el enriquecimiento individual. La formación debe transmitir el concepto de que el liderazgo es un servicio para la sociedad. Un líder político debe estar preparado para tomar las riendas de sus elecciones y a tomar responsabilidad frente a los ciudadanos. Además desarrollar una visión precisa hacia el futuro que aspire a posicionar al Perú como una nación estable.
El futuro del Perú depende de la capacidad de sus ciudadanos para elegir a sus futuros líderes y estos últimos en superar los desafíos actuales y construir un futuro mejor para todos y la capacitación política para nuestros funcionarios es un paso fundamental en esta dirección.
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